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[El sensacionismo versus "ismos" anteriores]

[texto dactilografiado, tal vez 1916]


E

l sensacionismo rechaza del Clasicismo la noción –en verdad más característica de los discípulos modernos de los escritores paganos que propiamente de ellos– de que todos los asuntos deben ser tratados en el mismo estilo, en el mismo tono, con la misma línea exterior trazándoles la forma. El sensacionista no concuerda en que una obra de arte haya siempre de ser simple, porque hay sentimientos y conceptos, por naturaleza complejos, que no son susceptibles de expresión simplificada, sin que con esa expresión se los traicione. Hay ciertos conceptos profundos, ciertos sentimientos vagos que son, por cierto, susceptibles de tal tratamiento literario; pero no son todos los sentimientos ni todos los conceptos. A continuación, el sensacionista desacuerda de la actitud clásica por la limitación de su visión de las cosas. La preocupación por la visión clara es, a veces, al igual que la preocupación por la expresión simplificada, un error estético. No todo es claro en el mundo exterior. El sensacionismo, finalmente no acepta del clasicismo su teoría fundamental: aquella de que la intervención del temperamento del artista debe ser reducida al mínimo. Interpreta el principio estético que sirve de base a tal afirmación, pero que en tal afirmación se encuentra desvirtuado, de otro modo, del modo como debe ser interpretado. El artista interpreta a través de su temperamento, no en lo que ese temperamento tiene de particular, sino en lo que tiene de universal, o universalizable. Esto es diferente a eliminar el factor temperamental tanto cuanto sea posible, como los clásicos inflexibles quieren o procuran; el artista debe, por el contrario, acentuar mucho el factor temperamental (aunque en ciertos asuntos más que en otros), cuidando sin embargo de que no sean los lados inuniversalizables de ese factor los que utilice.

El Sensacionismo rechaza del Romanticismo su teoría básica del «momento de inspiración». No cree que la obra de arte deba ser producida rápidamente, de una sola vez, a no ser que el artista haya conseguido (como algunos de hecho consiguen) tener el espíritu disciplinado de tal modo que la obra nazca construyéndose.

Del Simbolismo rechaza la exclusiva preocupación por lo vago, la exclusiva actitud lírica, y, sobre todo, la subordinación de la inteligencia a la emoción, que en verdad caracteriza a dicho sistema estético.

Del clasicismo acepta la Construcción, la preocupación intelectual.

Del romanticismo acepta la preocupación pictórica, la sensibilidad simpatetica, sintética frente a las cosas.

Del simbolismo acepta la preocupación musical, la sensibilidad analítica; acepta su análisis profundo de los estados de alma, pero procura intelectualizarlo.

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